jueves, 1 de octubre de 2009

MIGRACIÓN DEL COLIBRÍ


Llegué a ti como pájaro desorientado
que, en tus ramas ahítas de crepúsculo,
olvida los coletazos del viento.

Vacié de mis huesos la gorda médula,
imité un chillido rapaz en el firmamento,
me cercené el pico y mutilé mis garras
Todo con tal que me temieras.

Por ti
cubrí de rojo mis remeras en el desierto.
Por ti
olvidé la lluvia,
y el resplandor de un sol a destiempo.

Por ti vencí los soplos en la puna
Y los opacos días de desconcierto.
Revoloteé hasta ti,
mas encontré otra rama,
Donde ya no mecías el invierno.

Hoy,
El otoño me azota como un rudo sauce
y tus verdes alas de huarango y soledad
palmotean sobre mi espalda
un estribillo viejo de granizos de cemento.

Entonces recuerdo que ya no eres la rama Q
ue abriga en la copa el nido del picaflor
Y que no debo trinar más a tus hojas
Que en vacilante angustia se abaten.

Mi sangre ya no abreva tus raíces;
Tú savia se envenena de otros suelos,
Yertos y baldíos,
en regiones agrestes y dormidas
donde el verano es un sol muerto.