jueves, 20 de mayo de 2010

estación de ecos

                                                              (Gloria Dávila Espinoza, Huánuco) *



oigo tu eco, perderse: en lóbregas noches de hondos senderos, destilando el fondo de mis memorias, como si la nada al borde de mis pasos y caminos, estrechase sus vientos y deshiciera en lenguas extrañas; toda mi historia.

perderse en danzantes molinos, tejiendo angustias que me arrancan la piel y de tanto más no poder, echa raíces en olas del desierto iracundo que hoy esgrime los ojos de un búho; en el que habito en pútridas mortajas, perderse, destilando el fondo de mis pecados ocultos, comulgado a ojos testados de orfandades y confusas filosofías, en páginas antiguas de dinastías lejanas, rasgando mis pasos en vagones en el umbral de la huella del último tren en parís.

yace la vieja tarde, intentando erigirse en mi nombre, dibujando mi norte, lamiendo sus llagas de loba herida, expulsando infiernos, al rayar la moneda de pretéritos tiempos parloteando con mi hambre; en cuyos pasos se alargan mis angustias, al verme consumada a su cal de ríos y punas, hechizando; minuto a minuto, nuevas acechanzas que devoran mis ojos suplicantes.

allí sentada en tu piedra, oigo el eco de tu vieja tarde, confluyendo al vacío fractal, de tus versos, que cincelan mi estertor, devolviéndome a las olas que transida de odios misales, esperan por mí en lancetas de alacranes; mientras el sur me asfixia en tortuosos soliloquios que juegan con mis voces; soy apenas, la última estación de labios extraños, volviendo a lamer su tierra y gusanos.


Imágenes extraídas de http://gloria-davila.espacioblog.com


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En: Danza de la noche: 2010, Arteidea Editores.

* Gloria Dávila ha publicado su último poemario Danza de la noche en homenaje a César Vallejo. Sí, en homenaje al Cholo, como una especie de ofrenda para acallar a quienes creen que la vigencia de Vallejo va perdiendo peso conforme la poesía peruana va transitando por nuevos senderos.
A saber del poema Estación de ecos, Gloria Dávila, ha estructurado un lenguaje poético propio que si bien ve en Vallejo a su humus inspirador, no se muestra una influencia a nivel formal. Es como si sentada sobre su lápida el eco vallejiano poseyera su alma (la del hablante lírico) para generar otro yo, nuevas angustias, nuevos sinsabores, nuevos sabores a "tierra y gusanos".
Es que Vallejo posee ese poder. El poder que la letra profunda no pierde: de seguir causando dolor aún después del dolor. Y esto me trae a la memoria una frase que  Basadre escribió en Equivocaciones sobre el autor de Trilce: Vallejo es aún joven y vive en París.
Esperemos que esta nueva entrega llegue por estos lares donde hay muchos vallejianos. Y si esa entrega viene acompañado de  una declamación de Gloria, mejor.

2 comentarios:

Leo Lobos dijo...

Mis saludos desde Santiago de CHILE, es un agrado y un gusto leer este poema de Gloria Davila de su nuevo libro en este espacio de comunicación y divulgación cultural.

César Vallejo es un gran poeta latinoamericano de todos los tiempos, que es espejo para el trabajo creativo que debemos realizar.

Felicitaciones y gracias por compartir,

Leo Lobos

Curso de escritura creativa dijo...

Querida Gloria:

un bellísimo poema, felicitaciones!

desde Buenos Aires.

Araceli Otamendi

revistaarchivosdelsur.blogspot.com