Ha llegado a mis manos un trabajo muy serio, se trata del libro "Diario de los Suburbios" del poeta ayacuchano Elmer Arturo Arana Mesías, un poemario pocas veces visto, menos aún, leído. Uno que es capaz de arrancarte el alma, pues las lágrimas ya la tienes a mares batiendo en alas del dolor, con sólo adentrarse a los mundos que en ella se describen, te hallarás amalgamado a sus versos, los que con una sutileza fina nos entrega; con el máximo desgarramiento de todas esas voces, corriendo tras un péndulo que se esparce, convulsionando tiempos y enfurecido por la impotencia de resolver sus mínimos problemas, los que la sociedad ha sabido entregárselos. Sé que no es difícil si se piensa en horizontal, te preguntarás ¿Cómo es posible vivir sonriendo cuando en este mismo espacio en el que diariamente te acuestas feliz, hay quienes no conocen ni el tiempo de dormir?
Elmer Arana, hoy nos entrega en su poemario "Diario de los suburbios" en palabras desnudas toda las agonías, todas; enlazándonos con los instantes mismos en el que el dolor al otro extremo se debate entre la vida y la muerte, la supervivencia y el exilio. Esa su poesía nos transporta a un mundo difícil, insondable. El sufrimiento es innombrable y cada uno de esos seres nos arrancarán la indiferencia y acabaremos abandonado al corazón indolente y sordo; y no lo digo porque muchos no lo quieren oír, peor aún ver -por comodidad diría yo- sino que esa faceta de la vida no se ven si no se tiene ojos verdaderos. Éste es el Perú, ése que muchos no conocen, el Perú de los menos favorecidos, los desarrapados. Dirás entonces, me urge leer esos versos, dejar sin aliento mi existir, pero eso no es suficiente. Mejor no acercarnos a sus versos si aún no tenemos el compromiso de cambiar.
Mejor no leer a Elmer Arana Mesías, y seguir siendo felices, y ojalá quedemos con la conciencia en usanza; eso sería realmente gratificante; por lo menos para replantearnos uno tras otro la tarea que nos concierne llevar a cabo; es decir el olvido de quienes sufren y seguir existiendo felices, ¿para qué nos hacemos tanto problema...?
Y a pesar de todo, he seleccionado poemas para su lectura, con las disculpas del caso.
He conversado con él y entiendo sus razonamientos para retratar ese espacio en el que viven los del otro lado, esos que jamás saben de alegrías, porque no hay tiempo sino para el trabajo y el descanso es el amor al mismo trabajo, porque hay que comer y pervivir.
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