“Historia
del loco que se volvió cuerdo”
Ayacucho no es una ciudad que
produzca ni consuma mucho teatro. Los grupos independientes que subsisten rara
vez logran llenos totales. El público no está acostumbrado a pagar por un
espectáculo teatral. En esas circunstancias no tienen más alterativa que buscar
financiamiento externo para abaratar los costos que demanda el montaje y que se
reduzca el costo de las entradas o declararlas libres. Los que no logran
financiamiento terminan por resignarse a armar obras eventualmente solo para
encuentros anuales como los organizados por el MOTÍN (Movimiento Teatral
Independiente).
Dentro de esa escena, el único
festival de teatro que resiste las mezquindades del tiempo es el Festival
Escolar de Teatro Túpac Amaru (FESTTA) que este año ya va en su edición XXIII y
que tiene como representantes de la Interregión 5 (que incluye Ica, Ayacucho,
Huancavelica y Apurímac) a las instituciones educativas Nuestra Señora de
Fátima (sede de la etapa interregional 2015) y José María Arguedas (ganador de
la etapa interregional 2015).
Los ensayos
Fuente: Yan Carlos Gavilán
El FESTTA 2015 dejó en
evidencia la evolución que ha experimentado este evento, sobre todo en la
formación de los actores (quienes han alcanzado niveles casi profesionales y que
conocen a cabalidad los principios del teatro) y el uso de los otros elementos
de la teatralidad. Pero también ha dejado a flote algunas limitaciones, que no
solo involucran al teatro escolar sino también a los grupos independientes de
la región, como la debilidades en cuanto a la construcción de una historia, lo
que en términos teatrales vendría a llamarse la dramaturgia del texto o texto
dramático. Sucede que las obras son aceptables en cuanto a las dramaturgias del
actor, director, escenógrafo, música, vestuario, etc. pero se quiebran en el
texto porque la historia no termina de cuajar y lo que te queda son retratos
dispersos en forma de acción que no llegan a ser contundentes. En síntesis, no
hay una buena historia, y si la hay esta no se presenta inteligible.
Historia
del loco que se volvió cuerdo
Uno de los aciertos de la
institución José María Arguedas fue recurrir a la obra teatral del poeta y dramaturgo
puertorriqueño Víctor Abniel Morales: “Historia del loco que se volvió cuerdo”
en la que se reflexiona acerca de la superficialidad en la que todos estamos
inmersos, la misma que se ve reflejada en muchas de nuestras prácticas
sociales. Así, en esta puesta escénica la locura se muestra como un medio de
sensatez que critica de manera mordaz las incoherencias del hombre.
«Historia del loco que se volvió cuerdo»
FICHA TÉCNICA
Dramaturgia: Víctor Abniel Morales
Dirección: Yan Carlos Gavilán Sierra
Asistente
técnico:
Lidia Gálvez Chavelón y Evy Coello Huamán.
Elenco:
Alfredo Velarde García (El loco), Ana Pérez Taype (María), Enrique Cárdenas Gálvez (Fernando), Ghino Juárez Angulo (Jorge) y Dayana Robles Mitma (Mujer con dos niños). |
La
voz de director, Yan Carlos Gavilán Sierra
¿Qué cualidades tiene tu obra?
Uno
de los miembros del Jurado Calificador nos dijo: “es una obra muy atrevida
puesto que muestra las debilidades humanas”. De ahí, puedo decir, que la obra
tiene la cualidad de despertar a los “sensatos” en la locura; siendo esta la
única forma de pensar y decir las cosas por su propio nombre. En suma, esta
obra critica nuestras prácticas sociales corroídas y, a la vez, nos permite reflexionar y
asumir con responsabilidad y sinceridad nuestra labor artística.
¿Cómo ves el teatro escolar?
No
he trajinado lo suficiente en este campo como para hablar del tema. El teatro
es algo que vi de reojo desde la Universidad pero no niego que me gustaba. En
mi labor como docente entendí que hacer teatro, en un ambiente escolar, ayuda
mucho. Es así, que los estudiantes con quienes practicábamos el teatro,
gradualmente, perdían el pánico escénico, luego, empezaron a expresarse con
más soltura en cualquier espacio. Este hecho me hizo reflexionar y repensar
el teatro y, ahora, lo utilizo como una herramienta pedagógica en las
aulas.
En
el colegio donde laboro como docente de Lengua y Literatura, junto a mis
colegas Lidia Gálvez y Yamil Coello, no practicamos el teatro para concursar
sino para incrementar la creatividad, expresión oral, y otras capacidades, en
nuestros estudiantes, es decir, los preparamos para la vida. Sin embargo,
decidimos participar en el XXII Festival Escolar de Teatro “Túpac Amaru” a
exigencia de nuestros estudiantes y de la IEPr. “José María Arguedas”. Era
una especie de deuda con el colegio, debido a que apoyó nuestra iniciativa de
enseñar el teatro en Primaria y Secundaria.
¿Cuáles son las limitaciones?
Quienes
participamos en el FESTTA somos profesores de Lengua y Literatura o de
Educación artística. Y hemos aprendido el teatro viendo y practicando. En
Ayacucho somos autodidactas. Por ahí, tal vez, las limitaciones técnicas que
tenemos como enfatizó el Jurado Calificador.
Con esto no me justifico de lo poco que sé del teatro, sino hacer
notar que de contar con una escuela de dramaturgia en la UNSCH u otras
instituciones, el teatro en Ayacucho no sería una tímida práctica
autodidacta sino, también, teórica, lo
que permitiría una avance sustancial en este arte y otras. Finalmente,
destaco la labor del profesor Walter Bustamante, quien se ha puesto el alma
para mantener vivo el teatro escolar en Ayacucho, junto a sus actrices que
son muy disciplinadas. Y otros estamos en camino.
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